Uno
de los escritores más influyentes en la ficción terrorífica de la segunda mitad
del siglo XX (fallecido este pasado 2013) es el norteamericano Richard Matheson
—Stephen King se refiere a él como su maestro—. Pertenezco a esa legión de
admiradores que, tras la lectura de Soy
Leyenda, quedamos fascinados por la fuerza arrolladora del relato, presos
de su atmósfera opresiva y su sobrecogedor dramatismo; en suma, rendidos al
dominio magistral que el autor de New Jersey despliega en su extensa producción
literaria.
Matheson
siempre estuvo muy ligado al mundo del cine —universo por el que se sintió
irremisiblemente atraído— y la televisión
(recordemos la famosa serie de los sesenta, The Twilight Zone). Así, comenzó a escribir guiones para la
industria cinematográfica. En 1957, llegó a un acuerdo con la Universal para la
adaptación de su novela El hombre
menguante. Otras novelas, como el caso de Soy Leyenda, han sido llevadas a la gran pantalla en varias
ocasiones con desigual resultado.
Precisamente
al mundo del CINE, dedica la revista ABSOLEM su primer número del año. Número repleto
de propuestas sugerentes de lo más variado. El Figurante, relato incluido en el
mismo, es mi sentido homenaje a este gigante de la fantasía y el terror.